El obelisco de Argentina



Historia

Planeado para convertirse en centro de ese núcleo de avenidas, el intendente Mariano de Vedia y Mitre –nombrado en la presidencia de Agustín Pedro Justo– hizo construir al arquitecto tucumano Alberto Prebisch en sólo dos meses (entre marzo y mayo de 1936), en un gesto ordenador y rápido, su proyecto de obelisco de 67,5 metros de altura. De hormigón, hueco, simple y enigmático, racionalista y puro, fue juzgado enseguida de inútil por gran parte de la sociedad del momento. Tan mal fue recibido que los diarios de la época lo llamaron «tachuela monumental», «armatoste sin sentido» y «bodrio en perspectiva». Sin presentir su destino de postal porteña, lo defenestraron por «feo punzón». La obra estuvo a cargo de un consorcio integrado por Siemens Schuckert-Geopé, Gruen y Bilfinger (el mismo que continuó con la demolición de las primeras cinco manzanas, entre Tucumán y Bartolomé Mitre, al iniciar el trazado de la Av. 9 de Julio en 1937). El Obelisco se hizo en tiempo récord por 157 obreros que usaron 680 m3 de cemento y 1300 m2 de piedra calcárea blanca Olaen de Córdoba. Los cimientos se colocaron sobre los túneles de la línea B de subterráneos.Cada una de sus cuatro caras recuerda un hecho histórico: la primera fundación, en 1536; la segunda y definitiva, en 1580; la primera vez que se izó la Bandera Nacional en Buenos Aires, en la torre de la iglesia de San Nicolás en 1812; y la constitución de la ciudad como Capital Federal, en 1880. En el lado oeste está su única puerta de entrada, las cuatro ventanas de todo el monumento están en la cúspide: a ellas se puede llegar sólo por una escalera marinera, recta y sin baranda, de 206 escalones y siete descansos. Cuando hace poco, con motivo de los 80 años del Obelisco, el gobierno de la ciudad convocó a 80 vecinos a trepar su interior. El éxito de la propuesta fue tal que se presentaron 12.000. Curiosos por conocer las entrañas del ícono porteño y la vista panorámica, los modernos ciudadanos confirmaron que ya no piensan como aquellos que en la década del 30 le dieron la espalda y amagaron demolerlo. En efecto, en su momento la polémica dividió a los porteños. Solo tres años después de su inauguración, en junio de 1939, cuando por 23 votos contra tres, el Concejo Deliberante sancionó su demolición por razones estéticas y de seguridad pública. La mañana del 21 de junio de 1938 aparecieron destruidas las gradas donde niños de colegios primarios y secundarios de la ciudad habían celebrado el Día de la Bandera el día anterior: esa noche se produjeron los desprendimientos que podrían haber sido fatales. Para terminar con el peligro de que nuevas placas de piedra pudiesen caerse, fueron reemplazadas por revoque de cemento en el que se imitó el dibujo de las lajas. (Una nota de color es que al quitar las lajas no se tuvo en cuenta que se retiró una leyenda que decía «Alberto Prebisch fue su arquitecto»). También lo acusaban de provocar problemas urbanísticos, como cortar las visuales de las avenidas Corrientes y Diagonal Norte. A su favor había argumentos de otro tipo: los turistas acudían a visitarlo, y se había transformado en símbolo geográfico pues los negocios circundantes ya anunciaban su proximidad a él. Bastó que el Poder Ejecutivo de la Nación reafirmara su autoridad sobre el Obelisco por su carácter de monumento para que la ordenanza Nº 10.251 fuera vetada por el entonces intendente Arturo Goyeneche, y el Obelisco se salvara para siempre. Con los años los porteños lo aceptaron como propio y aprendieron a quererlo.


Descripción

Con una altura total de 67,5 metros y una base de 6,8 metros por lado, el Obelisco posee una única puerta de entrada (mirando hacia la Avenida Corrientes en dirección oeste), detrás de la cual hay una escalera marinera de 206 escalones con 7 descansos que lleva a la cúspide. Allí existe un mirador con cuatro ventanas, visibles desde la calle. Y por encima de ella, el monumento emblema de Buenos Aires culmina en un pararrayos que no logra divisarse a simple vista. Actualmente está prohibido el ingreso.


Intervenciones artísticas

En diciembre de 1973 se lo decoró como árbol de Navidad. En 1975 se colocó un anillo giratorio en el cuarto inferior de su altura, con las inscripciones «El silencio es salud» y «Mantenga limpia Buenos Aires». Entre las muchas intervenciones, el 1 de diciembre de 2005 apareció completamente cubierto por un preservativo de color rosado, en conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el Sida. El 20 de septiembre de 2007, conmemorando los 150 años de las relaciones bilaterales entre Argentina y Alemania, amaneció cubierto con una tela de 60 m² con los colores de las banderas de esos países. Además se ajustó un nuevo sistema complementario de iluminación que fue donado por la embajada de Alemania y empresas de ese país (Allianz, Osram y Siemens) que apoyaron la celebración. El 7 de agosto de 2009 durante todo el día el Obelisco exhibió como una instalación artística el brazalete distintivo del lema «Say No More», de Charly García, como parte de la campaña publicitaria para el lanzamiento de la canción «Deberías saber por qué», que marcó el esperado retorno del músico al mundo del espectáculo. El 20 de septiembre de 2015 pareció estar desprovisto de su punta gracias a una intervención del artista argentino Leandro Erlich, que generó esta ilusión tapando la punta. El 24 de noviembre de 2016, con motivo de la celebración del Día del Vino como Bebida Nacional, se proyectaron imágenes referidas a la vitivinicultura argentina en el Obelisco. El 13 de diciembre, El streamer Martín Pérez "Coscu" Disalvo de la mano de Samsung sube a la cima del Obelisco junto a su amigo y colega Geronimo "Momo" Benavides haciendo un stream histórico siendo la primera transmisión en twitch en dicho monumento icónico del país, donde además aparecieron saludos de personalidades como Ibai Llanos, Sergio Agüero, Bizarrap y Rodrigo De Paul entre otros.


Frente norte

Frente oeste

Frente este